En una
historia marcada por cambios, las
organizaciones han planificado estrategias para incluirse con éxito en los
mercados, pernotar en ellos o simplemente crearlos, dando origen a diversos
modelos o patrones a seguir, que al momento de sus invenciones van siendo muy
efectivos para el desenvolvimiento al éxito de las organizaciones, y
cuando dicho modelo empleado alcanza su nivel crítico, el modelo comienza a
desgastarse y se inicia un cambio que termina sustituyendo al modelo anterior,
con modelos acordes a las nuevas condiciones y necesidades de la organización,
esos tipos de estereotipos que se asumen como ciertos en determinado momento,
se les denomina paradigmas, los cuales al igual que las sociedades han tenido que ir evolucionando porque
continuamente han de enfrentar a los cambios y a las crisis sociales, por lo tanto se
debe tener muy en cuenta una perspectiva
más amplia del comportamiento de la organización en el tiempo.
Asimismo, en una actualidad de constantes cambios, las
organizaciones deberán poseer un ambiente altamente dinámico, donde estén
actualizándose constantemente, procesos de mejora continua, reingeniería de
procesos, no como un fin sino un medio para que la organización pueda ir
evolucionando ante diferentes necesidades, demandas y
comportamientos del entorno. Hasta hoy en día, entre los paradigmas
predominantes, notamos que la garantía del éxito depende de la eficiencia y
eficacia de su personal, en donde crear valor económico mediante la creación de
valor social es una tendencia innovadora, es por ello que se le da notable
importancia al desarrollo organizacional que enfoca en que el recurso humano es
decisivo para el éxito o fracaso de cualquier organización, así pues el manejo
óptimo de un desarrollo organizacional abarcando por ajustar la estructura de
la organización, una eficiente conducción de sus grupos de trabajo y sin menor
importancia el desarrollo de las relaciones humanas que permitan evaluar su desempeño
y gestionar optimas estrategias mediante los agentes de cambios para que sean
catalizadores de las circunstancias venideras a la organización y resolverlas
de manera eficaz y efectiva. Igualmente Bennis define el desarrollo
organizacional como “una respuesta al cambio, una compleja estrategia
educacional con la finalidad de cambiar las creencias, actitudes, valores y
estructura de las organizaciones, de modo que estas puedan adaptarse mejor a
nuevas tecnologías, nuevos mercados y nuevos desafíos, y el aturdidor ritmo de
los propios cambios”.
Por consiguiente, la organización siempre debe buscar
alternativas, ya que la única constante es el cambio constante y al estimar un
cambio se debe plantear que el cambio no se delega, por el contrario se lidera,
donde la estrategia inicie con la sensibilización al personal para que se
dispongan a adoptar nuevos paradigmas que constituirán la nueva cultura
organizacional, ya que finalmente son las personas las que ejecutarán, llevarán
a cabo y afianzarán hasta el punto de estabilizarse el cambio. Por esta razón
el secreto del éxito de las organizaciones esta en detectar hacia dónde va el
mercado, y llegar ahí primero.
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